Tu bienestar, nuestra vocación

Somos un equipo con mirada humana e integradora. Creemos en el poder de la escucha y el vínculo para impulsar tu transformación personal.

La historia del centro

Equilibrio es y era un sueño. Un sueño que nació de una idea que, en un principio, parecía lejana, casi fantasiosa. Surgió entre conversaciones informales, tardes de café y muchas ganas de hacer algo realmente significativo. Una visión que crecía con fuerza en los corazones de los fundadores, alimentada por el deseo de crear un espacio único dedicado a la salud mental y el bienestar de las personas. Un lugar donde el equilibrio no solo fuera un concepto, sino una realidad palpable para todos los que lo habitan: usuarios, terapeutas y todos los que formamos parte de este proyecto.

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Desde el principio, sabíamos que nuestra semilla sería la ilusión de construir algo diferente. Un centro que no solo ofreciera servicios terapéuticos de calidad, sino que fuera también un hogar de apoyo, comprensión y transformación. Sabíamos que el camino no sería fácil, pero estábamos decididos a convertir esa idea en algo tangible, donde la calidad, la cercanía y la profesionalidad fueran los pilares sobre los que se levantara todo lo demás. Queríamos que Equilibrio no fuera solo un nombre, sino un compromiso con el bienestar genuino de todos aquellos que confiaran en nosotros.

El local que elegimos para dar vida a nuestro proyecto estaba, en su momento, en ruinas. A los ojos de los demás, era un espacio olvidado, necesitado de atención y cuidados. Pero para nosotros, era el lugar ideal para poner las primeras piedras de lo que hoy conocemos como nuestro querido templo de paz. Con cada rincón que restaurábamos, con cada pequeño avance, veíamos que ese espacio tomaba forma, y se convertía poco a poco en un refugio lleno de esperanza y luz.

En esos primeros momentos, cargados de motivación, confianza en nuestra visión, pero también de miedos e inseguridades, supimos que los retos serían grandes, pero también sabíamos que con trabajo duro y una fuerte creencia en lo que estábamos construyendo, todo sería posible. Nos apoyamos en personas maravillosas que creyeron en nosotros desde el principio, y a quienes siempre estaremos agradecidos por su fuerza y luz. Ellos fueron quienes nos dieron el empuje necesario para seguir adelante, a pesar de las dificultades.

Ambos fundadores, con su experiencia y convicción, sabían cuáles eran los grandes retos de los centros terapéuticos privados, especialmente en un entorno donde la masificación de servicios a veces puede afectar la calidad de la atención. Sabíamos que debíamos diferenciarnos, y por eso, no queríamos ser un centro más. Queríamos ser un lugar donde la atención al usuario estuviera en el centro de todo. Queríamos un espacio donde cada persona se sintiera única, atendida con cariño y profesionalidad , y no perdida en una rutina impersonal.

Para mantener este enfoque, Equilibrio ha cuidado y mimado cada detalle. Desde la decoración y la organización de los espacios hasta los métodos terapéuticos empleados, todo ha sido diseñado pensando en el bienestar de las personas que nos eligen. Nos hemos alejado de la idea de “ser un centro de renombre por la cantidad de pacientes atendidos”, porque entendemos que la salud mental es algo delicado y profundo, que requiere tiempo, atención y dedicación. Equilibrio es y será siempre un hogar, un lugar donde cada miembro de la comunidad se sienta cuidado, respetado y acompañado en su proceso.

Hoy, al mirar atrás, vemos cómo ese sueño inicial se ha convertido en una realidad sólida, un centro terapéutico que ha tocado las vidas de muchas personas, brindándoles la oportunidad de encontrar el equilibrio emocional, mental y físico que tanto necesitan. Y aunque sabemos que el camino sigue adelante, seguimos comprometidos con nuestra misión: seguir siendo un lugar de referencia en bienestar emocional, donde cada detalle refleja nuestra pasión por lo que hacemos.

El equipo

Anna

¡Hola! Soy Anna. Mi vocación de acompañar a los demás me llevó a estudiar Trabajo Social, pero fue mi propio camino terapéutico lo que me transformó profundamente.

Desde muy joven lidié con trastornos de conducta alimentaria y dificultades emocionales que, aunque parecían superadas, dejaron una huella profunda. A los 18 sentía que vivía en una montaña rusa emocional, desconectada de mí, sin autoestima y sin saber por qué me costaba tanto estar en paz.

A través de la terapia comencé a reconocer mis heridas, comprender mis patrones y abrazarme tal y como soy: con todo lo luminoso y también con mis partes más difíciles. Fue un proceso intenso y sanador, lleno de descubrimientos y momentos clave que marcaron mi vida.

Uno de esos momentos fue conocer el eneagrama, una herramienta que al principio rechacé, pero que acabó siendo reveladora y esencial para mi desarrollo personal y profesional.

Desde entonces, he seguido formándome en áreas como adicciones, violencia de género, constelaciones familiares y me diplomé como terapeuta Gestalt. Acompañar a otras personas en sus procesos de transformación es hoy mi pasión. Me gusta pensar que ofrezco una caja de herramientas emocionales, útil y práctica, para vivir con mayor conciencia, equilibrio y bienestar.

Sigo aprendiendo de cada persona que acompaño y de cada paso que doy.
Te abrazo con cariño. Estoy segura de que estás librando batallas importantes. ¡Nos vemos en terapia!

Juanma

Hola, soy Juanma. Acompañar a otros es, para mí, un acto de compromiso y reparación.

Mi infancia fue bastante feliz, con momentos entrañables jugando en la calle, yendo al pueblo con mis padres o practicando básquet, donde aprendí el valor del trabajo en equipo. Sin embargo, desde pequeño notaba una relación desmedida con el placer: las golosinas eran un ejemplo claro de mi búsqueda constante de dopamina y recompensa inmediata.

Empecé a consumir alcohol y hachís a los 13 años, y poco después llegaron otras sustancias como el speed, la cocaína y el MDMA. Mi consumo se volvió intenso y frecuente muy pronto, y a los 21 pedí ayuda por primera vez. Pero no fue el momento ni el lugar adecuado para mí. A los 32, con la guía del Dr. Rovira y mi terapeuta Benita, comencé un proceso profundo de recuperación que transformó mi vida por completo.

Después de dos años sobrio, empecé a trabajar en eventos deportivos por Europa y EE. UU. Fue una experiencia increíble que me impulsó a estudiar idiomas, conocer nuevas culturas y crecer personalmente. Durante diez años también me formé en terapia Gestalt, en desarrollo emocional y en procesos de crecimiento personal.

Con más de 18 años en recuperación, hoy soy terapeuta especializado en adicciones. Tras dirigir un centro en Vilanova i la Geltrú, en 2025 empiezo una nueva etapa con Anna García en el Centro Equilibrio de Castelldefels. Acompañar a otros es, para mí, un acto de sentido, compromiso y reparación.

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